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La Salida    


Como en todo viaje los detalles de último minuto me quitaron un tiempo precioso. Que contestar emails urgentes de última hora, que dudar entre poner traje o no en la maleta, que cargar combustible, que comprobar la presión de los neumáticos... lo de siempre.

Lo cierto es que el viaje pensado para iniciarse a las 13 hs. empezó en realidad dos horas tarde... me imaginé que ya no llegaría a tiempo para la cena con Carlos, pero tenía la ingenua esperanza de que quizás la ruta estuviese despejada e hiciese un buen promedio.

De todos modos, una vez que llegase a la ruta y midiese los promedios, podría hablarle a Carlos para correr un poco el horario de llegada o suspender la cena si eso era necesario.

Estaba nublado y caía una llovizna suave e intermitente... pero estaba en marcha !!

No vamos a hablar de Córdoba ahora –ya presentaremos la ciudad en otra ocasión-, pero es similar a cualquier ciudad moderna de 1.3 millones de habitantes. Y aquí vivo cuando no estoy de viaje.

Una de las características de su arquitectura es que ningún edificio puede tener más de 10 o 15 pisos (con muy pocas excepciones) y, la mayoría de ellos han respetado un estilo arquitectónico basado en utilizar “ladrillo visto” en su construcción.

De este modo, la zona de edificios en el centro de la ciudad tiene cierta uniformidad y genera un “diálogo” entre las construcciones que se combinan de un modo relativamente armonioso (frase esta que he robado a una amiga Arquitecta).
Me iba fijando en estos detalles mientras atravesaba la Avenida San Juan, que me llevaba hacia la ruta de salida.

 

Finalmente paso por la Terminal de Autobuses, el punto que marca el final del centro y el inicio del tramo final hasta la ruta. En su momento (a principio de los 70’s cuando se inauguró) era la más grande de América Latina y sigue siendo un orgullo para la ciudad merced a su sofisticada arquitectura.
Durante mucho tiempo fue más sofisticada incluso que los mismos aeropuertos de la región.

Ahhh... que bien que marchaba todo hasta ese momento... ya estamos en plena Avenida Sabattini, que nos lleva directo a la salida de la ciudad.

Finalmente llegamos al punto donde “oficialmente” está el limite de la ciudad, el famoso “Arco de Córdoba”.

Mientras me acercaba al monumento, recordaba que cuando era chico y mis padres me traían a Córdoba (ya le dije que de pequeño vivía en Bell Ville, a 200 kms.), llegar al Arco indicaba que el viaje había terminado y empezaba “la fiesta” de estar en Córdoba.

El camino antiguo pasaba por debajo del arco, pero luego, cuando se amplió la salida se optó por hacer pasar la ruta de doble mano por ambos costados del Arco.

Tras unas complicadas vueltas al final de la Avenida, entramos finalmente al único tramo construído (50 kms. hasta Pilar) de la siempre prometida –y nunca concluída- Autopista Córdoba-Buenos Aires.

Qué agradable y tranquilo !!... no vamos bien hasta aquí ?... es posible que este viaje sea apacible y mucho más rápido de lo que calculé.

Jajaja... qué ingenuo !!... no sabía lo que me esperaba....

Nota: Estas fotos aparecen con cielo despejado y sol radiante porque las tomé AL REGRESO y para ilustrar el viaje de la muerte... a la salida, tal como le dije, estaba nublado y lloviznando de a ratos.

Ajústese el cinturón de seguridad... se acabó la autopista !!

.

   
Final de Autopista... inicio del camino...    


Luego del cómodo tramo inicial que hicimos velozmente por la Autopista –de apenas 50 kms. luego de 50 años de espera- regresamos a la “antigua” Ruta 9.

Ya le había mostrado que es una sencilla ruta de dos manos, con buen pavimento, caros peajes, decenas de pueblos por atravesar y un tráfico constante cuya sensación general puede ser similar a la de este ejemplo:

De todos modos una cosa es esta ruta en condiciones NORMALES y otra muy diferente a la que estaba por transitar en pocos kilómetros más.

Pero, para que me entienda tiene que saber a qué llamamos “La Revolución de la Soja

 

   
Oye... a quién le podemos sacar un poco de dinero ?    

Quizás el mayor orgullo que pueden tener los argentinos es el campo.

A diferencia de otros países de la región en los que el campo es un lugar pobre y malutilizado –y a la gente que vive allí se la designa como “campesinos” y el término es sinónimo de “pobre”-, Argentina encaró un proceso de inmigración y colonización a principios de siglo.

Millones de italianos, españoles, polacos, árabes, alemanes, judios de diferentes nacionalidades y también ingleses y rumanos fueron llegando en diferentes oleadas inmigratorias.

Como es un país gigantesco (2.5 millones de kms2) y estaba casi deshabitado, los inmigrantes recibiendo tierras en diferentes zonas y merced a una capacidad de trabajo formidable convirtieron en pocos años a la Argentina en el “Granero del Mundo”.

Nunca el país fue generoso con ellos. Pese a que generaban en su momento el 70% u 80% de la riqueza nacional, mediante impuestos el Estado se quedaba con la parte del león (llegándose incluso en una época a “nacionalizar” el comercio internacional) y con la gigantesca inyección de recursos sacados al campo se construyó “la París de América” (Buenos Aires), ciudad que tenía edificios más bellos que París, subterráneos al mismo tiempo que Nueva York, una Opera mejor que la de Milán, servicios de todo tipo subsidiados y grandes créditos para los “amigos” del gobernante de turno.

Sólo el Teatro Colón de Buenos Aires –una de las cinco salas más famosas de Opera en el mundo- tiene un presupuesto a cargo “de la Nación” que supera al presupuesto dedicado a “Cultura” para todo el resto del país.

Obviamente los agricultores sobre cuyas espaldas se construyó todo ese lujo “made in Europa”, pocas veces llegan a ver una ópera en el Colón... ellos tienen que trabajar.

Esta política fue llevando a que naciese un monstruo de 12-14 millones de habitantes (Buenos Aires) viviendo de los recursos del resto del país, que parecía un pedazo de Francia en América Latina y al cual todos querían ir a vivir ya que allí sobraba el trabajo, los “favores” y el dinero.

Sin embargo, todo un país viviendo de los pobres agricultores –que corrian los riesgos climáticos, trabajaban como bestias y cuyo dinero era “disfrutado” por los habitantes de las ciudades- no duró mucho... primero en 1930 la crisis del Imperio Británico los hizo cerrarse a las importaciones de carne para dar prioridad a los productos de sus colonias y luego de 1960, con la “Revolución Verde” el precio de los cereales, por exceso de producción bajó estrepitosamente en todo el mundo.

El país entró en una crisis recurrente –sin los dineros del campo para seguir pagando subsidios y fiesta al resto de los habitantes- que, en gran medida lo acompañó hasta la década de los 90’s e incluso al día de hoy.

Compensando con la gran extensión de tierras y el trabajo feroz de los agricultores y ganaderos la obsolescencia de los equipos y las tecnologías, lograron sobrevivir hasta que los cambios de la década de los 90’s les permitieron ponerse al día con nuevas variedades de semillas, agroquímicos actualizados y nuevas técnicas.

La terrible crisis de los años 1999 al 2001 en Argentina, llevaban al campo a la destrucción junto con el resto del país.

Sin embargo, la devaluación de fines del 2001 (de $ 1 a $ 3 por dólar) cambió por completo el panorama. El campo EXPORTABA el 90% de su producción y, con la diferencia que obtenía con el nuevo cambio recibían por fin los fondos que durante tanto tiempo habían esperado.

Bueno... casi... la furia de los políticos por contar con fondos disponibles para sus repartos los llevaron a imponer un impuesto especial del 20% sobre todo lo exportado por el campo (retenciones).

En efecto –y aunque Usted no lo pueda creer- mientras en EE.UU. y Europa los agricultores reciben SUBSIDIOS de todo tipo –y disponen de la mejor infraestructura para su trabajo- en Argentina, además de TODOS los impuestos que les cobran como a cualquier ciudadano, TAMBIEN les sacan el 20% de lo que exportan.

Será para construirles mejores caminos, escuelas y puertos ? –podrá preguntarse ingenuamente Usted-... NO... ese dinero es para mantener activo un circuito de subsidios a los habitantes de las ciudades que pueden cobrar un pequeño sueldo “gratis” a costa de los agricultores.

Y qué hacen ellos, se enojan ?... NO... simplemente bajan la cabeza y trabajan MAS.

Son formidables y no conozco muchos casos similares en mundo.

Mientras los políticos siempre alimentaron un circuito de paternalismo y asistencialismo para ganar votos en las ciudades, en el campo esta gente sacrificada y maravillosa desarrolló una red de agro-industrias y de cooperativas –con poca o ninguna ayuda del Estado- que no tiene parangón en ninguna otra región de la Tierra.

Esta anécdota que voy a relatarle -y que sirve para demostrarle de QUE hablo cuando digo "espíritu de trabajo y sacrificio de la gente de campo"- me viene a la memoria cada vez que pienso que alguna de mis tareas es demasiado trabajosa.

Es la historia del abuelo italiano de un amigo y por suerte para mi -porque me ayudó mucho a lo largo de mi vida- me la contó cuando aún yo era joven.

Como todos los inmigrantes este abuelo llegó con muchas ganas de trabajar y nada de dinero. Consiguió que le otorgasen unas pocas hectáreas en la zona de quintas que rodean la Ciudad de Córdoba (hablo del principios de siglo obviamente).

Como era muy pobre, para alimentar a su familia trabajaba descargando cajas en el mercado y haciendo otras tareas similares.
A las cuatro de la mañana empezaba a caminar para llegar a la ciudad a eso de las cinco. Trabajaba en el mercado duramente durante toda la mañana y luego de un plato de sopa que tomaba, emprendía el viaje de regreso a pie hasta su quinta.
Se tiraba una hora a dormir para descansar del duro esfuerzo y se iba a la quinta a plantar y cosechar sus verduras.

Como era un quintero “pobre” sólo podía pagar el canon nocturno para usar agua de la acequia.
Entonces, en plena noche y cuando llegaba su turno para usar el agua, abría el surco para que entrase el agua y corría al otro extremo del sembradío, se tiraba a dormir en el suelo y ponía una mano en el surco... a los pocos minutos el agua llegaba hasta él y le mojaba la mano despertándolo, entonces abría el nuevo surco y corría al extremo opuesto. Una vez más para a acostarse con la mano en la marca para ser despertado cuando llegase el agua.

Esa faena era durante toda la noche, hasta que llegaban las cuatro de la mañana, en que cerraba el acceso del agua y partía caminando a la ciudad a trabajar nuevamente en el mercado.

Sólo podía dormir en una cama de noche en la temporada de lluvias !!

Ese señor –al que no tuve el gusto de conocer- es mi máximo héroe y recurro a su ejemplo cada vez que me siento “flojo” en mis responsabilidades... también me sonrío cuando escucho a alguien que dice que "no se puede". Es una lástima que nunca puedo usar esta anécdota en mis cursos o conferencias (en secreto le cuento que me hace llorar y quedo mal)

Gracias a su esfuerzo, su tenacidad y su sacrificio, su hijo (el padre de mi amigo), llegó a tener una importante granja de pollos y a su hijo (mi amigo), le cupo la suerte de pertenecer a la generación que pudo estudiar y disfrutar de las mieles del esfuerzo de su padre y abuelo.

Con ese espíritu trabajan en el campo argentino. Esa es la gente que sostiene al resto del país y sus “fiestas”.

La llamada “Pampa Gringa” (porque la mayoría son descendientes de inmigrantes italianos) que comparten las provincias de Córdoba y Santa Fe y sus pequeños agricultores y ganaderos son uno de los ejemplos más maravillosos de productividad, esfuerzo, tesón, constancia y capacidad de trabajo que haya podido ver en cualquiera de los lugares que he visitado en mi vida.

 

   
La Fábrica más Grande del Mundo    

Bueno... se me fue un poco lejos la anécdota anterior así que tengo que retomar el tema para llegar "a la revolución de la soja".

Para quien no conoce esto, es difícil imaginarse lo que es una fábrica que tiene medio millón de kilómetros cuadrados (el tamaño de España), al aire libre y que abarca principalmente las Provincias de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y una parte de La Pampa.

Esta gigantesca fábrica produce más granos “per cápita” que cualquier otro país de la Tierra y está tachonada de pequeños y muy prolijos pueblos en los que viven los agricultores.

Siguiendo la tradición italiana, son artesanos al mismo tiempo que agricultores y crearon un complejo industrial formidable que produce los tanques, acoplados, silos y las máquinas agrícolas que usan en su tarea.

Los alrededores de estos pueblos rebosan de pequeñas fábricas y talleres ya que, la actividad del campo genera una gran demanda de insumos.

Cada campo tiene que tener sus propios depósitos de combustible para las máquinas, bebederos, silos, alambradas, depósitos y galpones, se utilizan cientos de implementos diferentes en la labranza y la cosecha.

Cuando el campo se pone en marcha, al mismo tiempo miles de puestos de trabajo en el sector metal-mecánico y de logística los acompaña.

Esta es la vista maravillosa que tendrá cuando pase por uno de estos pueblos y que le servirán para conocer “la fábrica más grande del mundo a cielo abierto”.

Aquí verá lo que cuesta atravesar uno de esos pueblos !!... esta es la vista típica de la ruta entrando a uno de ellos (velocidad casi a paso de hombre)

Además de las clásicas “camionetas” propias del campo, hay un “tip” exclusivo para argentinos... si se fija el auto que va delante mío y el que está atrás de la camioneta que viene por el frente SON FORD FALCON !!

Nota para el resto: El Ford Falcon fue el auto que se comercializó durante más años en Argentina y, por su dureza, nobleza y confiabilidad se convitió en “el auto” de la gente de campo.
Ya no se construye hace diez años por lo menos y sin embargo, en una foto tomada al azar al ingreso de un pueblo, sobre seis vehículos que pueden apreciarse, DOS siguen siendo Ford Falcon !!

Sigamos avanzando por el pueblo, si gira la vista a su derecho verá una de las pequeñas fábricas de implementos agrícolas, en este caso una de tanques para agroquímicos y pequeños acoplados de carga:

Esta es una fábrica o venta de máquinas agrícolas:

En la foto no está claro pero el auto que alcanza a divisarse algo borroso es... OTRO FORD FALCON !!

Ahora llegamos a una típica esquina del pueblo, como podrá ver el agricultor que espera para poder cruzar la ruta va en una cosechadora... y adivine QUE AUTO aparece adelante de la moderna camioneta ?

Le va tomando color a esta fábrica gigantesca ?. Espere que sigue... esto para que vea los “amigos” con los que vamos a tener la anécdota en la ruta... los benditos camiones que mueven la producción de estos caballeros hasta el puerto y de los que veremos MILES durante el resto del viaje.

Un negocio de sembradoras y otros implementos de labranza de última tecnología y fabricados en la zona:

También el campo consume gran cantidad de maderas y otros miles de insumos:

Una de las cientos de plantas de silos en las que se almacenan provisoriamente los granos hasta el momento de su carga por parte de los camiones:

Una vista más cercana donde puede apreciar cómo cargan su barriga los “monstruos” que luego conducen la cosecha hasta las moliendas y los puertos (y para que tome idea del tamaño de los silos que verá repetidos hasta el infinito en estos pueblos):

Otra pequeña fábrica, en este caso de tanques plásticos para los agroquímicos que se usan en el proceso agrícola:

No verá “boutiques” ni tiendas para gourmets en estos pueblos... pero si decenas de concesionarias de tractores, mire esa a la derecha:

(Nota: No cuento de nuevo el "Ford Falcon" que va adelante mío, porque es el mismo que ya contamos en la primera foto)

Y para el cierre de la presentación, la tradicional e innovadora fábrica de Mainero –esta en Bell Ville-, sus sofisticados modelos (diseñados e inventados por sus técnicos) son copiados luego en el mundo entero.

Cuidado !!!... si le estuviese mostrando “una” ciudad, podría no ser impresionante, hay muchas ciudades industrializadas en el mundo... esto que le muestro se repite en TODOS y CADA UNO de los pueblos de la zona agricola de Argentina. Hay cientos de pueblos iguales a estos.

Pero... algo extraordinario ocurrió en los últimos años que hacen más sorprendente este fenómeno...

   


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